Okan & Brixton Village

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Cuando mi padre estuvo en Londres el fin de semana pasad0, tuve la oportunidad de llevarle a un auténtico restaurante japonés en el sur de la ciudad.  No suele encontrar las palabras «auténtico» y «restaurante japonés» en la misma frase en Londres, puesto que muchos comedores ‘japoneses’ suelen ser operados por gente de otras etnias, como los chinos.  Pero Okan, que significa ‘madre’ en la jerga de Osaka en Japón, es un cambio bienvenido de lo normal, con su comida japonesa humilde de la calle.  Es operado por una mujer, quien se llama Moto, compartiendo sus raíces culinarios de Osaka con los foodies explorando Brixton Village.

When my father was in London for the weekend last week, I had the opportunity to take him to an authentic Japanese restaurant in the south of the city.  «Authentic» and «Japanese restaurant» are not words you often find in the same sentence in London, as many ‘Japanese’ eateries are often run by people of other ethnicities, such as the Chinese.  But Okan, meaning ‘mother’ in the slang of Osaka, Japan, is a welcome change from the norm with its unpretentious, street food of Japan.  It’s run by a lady, called Moto, sharing her culinary Osaka roots with curious foodies exploring Brixton Village.

Empezamos por pedir una selección de entrantes para compartir: edamame (sojas espolvoreadas por sal marina), yaki onigiri (una bola de arroz de forma triangular frita en aceite de sésamo y salsa de soja) y sopa de miso con tofu.  Puesto que fue la primera vez que mi padre había experimentado verdadera comida japonesa (y no la comida intendando ser comida japonesa), fue una buena idea de pedir una mezcla de platos familiares y menos familiares, es decir, el yaki onigiri.  Como toda la comida buena japonesa, la sencillez de los platos permitió brillar la calidad de los ingredientes y la habilidad de la cocinera.  En particular, esto fue el caso del yaki onigiri pegajoso y rico, y la sopa de miso sazonada con delicadeza.

We started by ordering a selection of starters to share: edamame (soya beans sprinkled with sea salt), yaki onigiri (fried rice cake cooked in sesame oil and soy sauce) and tofu miso soup.  As this was my father’s first experience of true Japanese food (as opposed to food emulating Japanese cuisine), it was good to order a mix of both familiar and some less familiar dishes, i.e. the yaki onigiri.  Like all good Japanese food, the simplicity of the dishes allowed the quality of the ingredients and skill of the chef to shine through.  This was particularly so with the deliciously sticky yaki onigiri and the delicately seasoned miso soup.

Luego yo pedí el okonomiyaki especial de Okan – el okonomiyaki es típico comida de la calle de Osaka, y el especial de Okan consiste en una tortita (o, mejor dicho, una tortilla) hecha con gambas, calamares marinados en la salsa picante que se llama ‘kimchi’, y maíz.  El plato principal elegido por mi padre fue semejante al mío: yaki udon (fideos gruesos hechos de harina de trigo), con gambas, calamares y salsa de ‘kimchi’.  Ambos dos platos fueron hermosamente adornados con salsa marrón (como salsa teriyaki), escamas alga verde y escamas de bonito seco que se muevan como si bailaran.  Y en mi plato principal han puesto la mayonesa japonesa en zigzag sobre la tortilla.  Teniendo todo en cuenta, me había gustado mi plato, sobre todo después de entrar del ambiente frío, pero creo que la fuerza del sabor de la salsa marrón superó bastante los sabores de los mariscos, entonces quizá sería mejor probarlo con la opción de panza de cerdo.

I then ordered the Okan’s special okonomiyaki, typical Osaka street food consisting of a savoury pancake made with prawns, kimchi-marinated squid and sweet corn.  My father’s main was similar to mine: yaki udon (thick wheat noodles) made with prawns, squid and kimchi.  Both our dishes were beautifully garnished with brown sauce (like teriyaki sauce), green seaweed flakes and dancing bonito flakes, whilst mine was also garnished stylishly with Japanese mayonnaise zigzagging across the top of the pancake.  On the whole, I did I enjoy my dish, particularly after coming in from the cold, but I think the strength of flavour of the brown sauce slightly overwhelmed the flavours of the seafood and might have been better with the pork belly option.

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A mi manera de ver, unos de las partes más memorables de nuestra comida fue los tés japoneses orgánicos.  Una vez que disminuyera el sabor de la salsa marrón al final, pude disfrutar el sabor ligero y refrescante del té verde que pedí.  Como cualquier té verde debería saber, el té que pedí tenía un sabor casi de leche, calmando la garganta, en vez de dejar una textura cáustica al gusto, que suele ser el caso con el té verde vendido en las bolsitas de té.  A mi padre le ha gustado también su tazón de té japonés con miel.

For me, one of the highlights of our meal was the organic Japanese teas.  Once the flavour of the brown sauce eventually subsided, I was able to enjoy the light and refreshing taste of the green tea I ordered.  As any good green tea should taste, it had an almost milky flavour, soothing the throat, as opposed to leaving a caustic texture to the palate as is often the case with green tea sold in teabags.  My father also enjoyed his very big mug of Japanese honey tea. 

Por cierto, Okan merece una visita introductoria, por lo menos para disfrutar los sonidos de buen humor del parloteo en japonés entre los empleados, con la mezcla ecléctica de la música funky, al mismo tiempo de probar un poco de la comida japonesa de la calle.

Okan is certainly worth an introductory visit, at least to enjoy the brimming cheerful sounds of Japanese chitter-chatter amongst the staff, with the eclectic mix of funky tunes, whilst sampling a taste of Japanese street food.

Puesto que no se sirven postres en Okan, tuvimos la oportunidad de explorar Brixton Village, observar otras curiosidades allí y quizá probar comida de otros comedores.  Brixton Village está lleno de colores vividos y una mezcla bastante grande de comida internacional de la calle, como las arepas colombianas, embutidos franceses y cerveza artesanal de la región.  También se puede comprar productos frescos, como frutas, verduras y unas de las selecciones más impresionantes de pescados que he visto desde vivir en Londres.  Y si estáis hartos de la abundancia de comida, hay otras cosas no-comestibles para admirar, como los bolsos exóticos, cactos y suculentos de colores que saltan al ojo, velas y otras tiendas de chucherías.

As Okan does not serve desserts, we had the opportunity to explore Brixton Village, observe its other curiosities and perhaps sample some other eateries.  It is full of vivid colours and quite a mix of international street food, such as Colombian arepas, French saucissons and local craft beer.  You can also buy fresh produce, including fruit, vegetables and one of the most impressive arrays of fish I’ve seen since living in London.  Should you tire of the abundance of food around you, then there are other non-edible goodies to admire, such as exotic handbags, cacti and succulents with colours which jump out at you, candles and other bric-a-brac stores. 

Pero somos amantes de la buena comida en nuestra familia, entonces todavía quedó capacidad de comer un poco más de otro comer – Mama Lan.  Se representa como un comedor de comida de la calle de Beijing, y de allí probamos los camarones reales con castañas de agua en gabardina, masa frita de wantán, y ensalada de alga con semillas tostadas de sésamo.  La mayoría de lo que probamos estuvo buena, sobre todo los bollos (aunque la masa pudiera haber sido un poco más fin y delicada), pero el vinagre de la ensalada de alga fue demasiado.  Afortunadamente, pedimos el té de crisantemo, bayas de goji y azúcar piedra, para bajar nuestra comida.  En general, no fue la experiencia más auténtica que hemos tenido de la comida china.  A lo mejor habíamos cedidos a nuestra gula y curiosidad, que me arrepiento, sobre todo porque a lo mejor se vende la masa frita de wantán con un gran margen de beneficio.

But as we are a family of foodies, there was still room for us to eat a little bit more from another eatery – Mama Lan.  It holds itself out as being a Beijing street food stall, from which we sampled king prawn and Chinese water chestnut dumplings, fried wonton pastry and seaweed salad with toasted sesame seeds.  Most of it was fine, particularly the dumplings (although the pastry could have been a bit thinner and more delicate), but the vinegar in the seaweed salad was quite excessive.  Thankfully, we had ordered the chrysanthemum flowers, goji berry and rock sugar tea, to wash down our food.  Overall, it wasn’t the most authentic experience we have had of Chinese food.  We must have succumb to our greed and curiosity, rather to my regret, especially as the fried wonton pastry is probably sold at quite a significant profit margin.

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Si os gusta mirar los mercados de comida y sois interesados en la comida internacional de la calle, pues Brixton Village es un lugar divertido de visitar.  Se abre desde las ocho de la mañana hasta las 11 y media de la noche cada día, salvo los lunes, cuando se cierre a las seis de la tarde.

If you enjoy looking around food markets and are curious about international street food, then Brixton Village is a fun place to visit.  It’s open from 8am to 11.30pm every day, except on Mondays when it shuts at 6pm.

Foodies100 Index of UK Food Blogs

 

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